lunes, 14 de junio de 2010

Aquellos que los dioses quieren destruir, primero los enloquecen

Es de Eurípides el título de estas notas.
Todo lo que va a ser su desarrollo – me refiero a las notas – ocurrió en México cuando Andrés Manuel López Obrador fuera candidato a la presidencia de México.
Inicio diciendo que, ningún movimiento debe radicalizarse, porque se pierde la comunicación entre todos los sectores de la vida nacional. Se pone de “ejemplo” (comillas de RIB) a Venezuela donde no hay agua tibia: o todo es negro o todo es blanco. En el libro, Amanecer en el Zócalo, Los 50 días que confrontaron a México, escrito por la laureada escritora Elena Poniatowska, en forma de crónica y de novela, tratando de ser receptora de todas las posiciones políticas en juego, sin dejar de reconocer su apoyo a López Obrador, está Venezuela como “ejemplo” de polarización. El libro se publicó en el 2007.
Venezuela hoy está obligada a recomponer el tejido social rompiendo la polarización en aras de la auténtica y verdadera Unidad Nacional, sin desmerecer los esfuerzos que, cualquier sector, haga en ese sentido, por ej., el de la MUD.
Invitaban en esos días a la Resistencia Civil que es frontera entre el pacifismo y la desobediencia, citando a Gandhi, Martín Luther King, y esgrimían por fundamento las posiciones filosóficas de H.D. Thoreau.
Los políticos pretenden resolver todo a través de la justicia que ellos se encargaron de destruir.
El Estado de Derecho es respetable sólo cuando exista la certeza social de las mayorías que el gobierno lo acata.
El malestar social no surge de la paz, sino de una violencia previa. México es un país de millones de excluidos, en su mayoría, indígenas. Es agresiva la riqueza, la pobreza es la que aguanta.
A José Martí se le cita en su afirmación de que todo un pueblo puede tener la dignidad de un solo hombre.
Sólo un cambio verdadero garantiza en México, Patria para todos.
La ley es incómoda cuando se aplica y cuando debemos someternos a su lógica. Pero más peligroso es favorecer la consolidación de un poder que se acostumbre hoy y mañana a no tener ley.
Poniatowska sostiene que la derecha de toda América latina usa a Chávez para asustar a la gente. Es el nuevo Fidel Castro.
Se hacía mención a la falta de debate y a la falta de proyecto país.
Se afirma que un buen cristiano es el que realmente se preocupa por su prójimo.
Democracia es diversidad, pluralidad, escuchar a todos, ya que, oír al otro engrandece.
Levantarse en armas, no; levantar las almas, si. Es una revolución de las conciencias. En esto de las revoluciones hay una cita de I Ching: “Las revoluciones que mejoran, que regeneran, son siempre necesarias, sin embargo, hemos de tener en cuenta que toda revolución significa conflicto, lucha, antagonismo, oposición. Por eso las revoluciones son algo serio a lo que sólo hay que recurrir en momentos de verdadera necesidad, en aquellos momentos en los que no queda otra solución”.
Andrés Manuel López Obrador es un caudillo, que se dice de izquierda y después dice que no lo es. No escucha. No escoge buen equipo. No es estadista. Es más agitador social que estadista. El PRD se debatió entre ser partido y movimiento social a la vez. Como ser gobierno y oposición conjuntamente. Él lanzó al Zócalo a sus seguidores, millones, por cierto, porque consideró, con pruebas irrefutables, que hubo fraude a favor de Felipe Calderón. Denunció el inmenso ventajismo que venía del apoyo de Vicente Fox a Felipe Calderón.
Hay una parte del libro-crónica, tipo novela, donde se deja sentado, que el mundo va hacia la derecha. Que eso responde a una balanza izquierda luego derecha para que todo siga igual o peor. El poder de la izquierda es hoy más potencial que real…
Cuauthémoc Cárdenas, en carta dirigida a Elena, desenmascara a Andrés Manuel López Obrador afirmando que, su proyecto económico era el mismo de Carlos Salinas de Gortari, y el que hubiera puesto en ejecución de haber sido presidente.El libro de Elena Poniatowska habla más allá de las fronteras de México. ¿Verdad?

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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo