¿ Qué debemos temer ?
Cristo nos responde: al pecado, porque éste nos conduce donde no queremos ( CATHOLIC NET Reflexión. Nada hay oculto que no haya de saberse. Lc 12, 1-7 )
¿ A quién hay que temerle ?
A Dios, no a los fariseos, cuya levadura es la hipocrecía.
Los fariseos pueden llevarnos, al denunciar sus robos, maldades y corrupción, a un dolor intenso: la muerte.
De acuerdo con el Evangelio de Hoy ( Lc 12, 1-7 ) los fariseos matan al cuerpo, y después de ésto, no pueden hacer más.
En cambio, Dios, al uno morir, tiene poder para arrojar el cuerpo a la gehena, es decir, al infierno. A El hay que temerle, porque El sabe todo lo que hacemos en oscuridad y en secreto.Temerle con un temor amoroso, o con miedo amoroso, como afirma André Séve; miedo a digustarlo, que, repito, es un miedo amoroso ( Séve, André. El Evangelio del día. El miedo amoroso. Pág. 224)
Si pecamos podemos levantarnos mediante el arrepentimiento y tener confianza en el perdón que, Dios, con su infinito amor, es capaz de darnos. Caemos y tenemos oportunidad de levantarnos.
Alabemos con alegría a Yahvé. El nos ha mostrado su amor y lealtad. Seamos justos, rectos, para alabarlo. Sincera es su palabra. El ama la justicia y el derecho ( Sal 32 )
Hay que decir con Pablo e internalizar en uno aquello de que Jesús viva en mi. Vivir en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mi ( Gál 2, 19-20 )
En El, después de escuchar su palabra de la verdad y el Evangelio de su salvación, y después de creer, hemos sido marcados por el Espíritu Santo prometido ( Ef 1, 11-14 )
Señor haz de mi levadura de justicia, de amor y de paz.
Cristo nos responde: al pecado, porque éste nos conduce donde no queremos ( CATHOLIC NET Reflexión. Nada hay oculto que no haya de saberse. Lc 12, 1-7 )
¿ A quién hay que temerle ?
A Dios, no a los fariseos, cuya levadura es la hipocrecía.
Los fariseos pueden llevarnos, al denunciar sus robos, maldades y corrupción, a un dolor intenso: la muerte.
De acuerdo con el Evangelio de Hoy ( Lc 12, 1-7 ) los fariseos matan al cuerpo, y después de ésto, no pueden hacer más.
En cambio, Dios, al uno morir, tiene poder para arrojar el cuerpo a la gehena, es decir, al infierno. A El hay que temerle, porque El sabe todo lo que hacemos en oscuridad y en secreto.Temerle con un temor amoroso, o con miedo amoroso, como afirma André Séve; miedo a digustarlo, que, repito, es un miedo amoroso ( Séve, André. El Evangelio del día. El miedo amoroso. Pág. 224)
Si pecamos podemos levantarnos mediante el arrepentimiento y tener confianza en el perdón que, Dios, con su infinito amor, es capaz de darnos. Caemos y tenemos oportunidad de levantarnos.
Alabemos con alegría a Yahvé. El nos ha mostrado su amor y lealtad. Seamos justos, rectos, para alabarlo. Sincera es su palabra. El ama la justicia y el derecho ( Sal 32 )
Hay que decir con Pablo e internalizar en uno aquello de que Jesús viva en mi. Vivir en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mi ( Gál 2, 19-20 )
En El, después de escuchar su palabra de la verdad y el Evangelio de su salvación, y después de creer, hemos sido marcados por el Espíritu Santo prometido ( Ef 1, 11-14 )
Señor haz de mi levadura de justicia, de amor y de paz.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo