Una oración que quiero compartir con ustedes : ¨No se trata de rezar mucho sino de amar mucho ¨.
Pertenece a Aristóbulo Llorente y puedes acceder a ella a través de http://www.ciudadredonda.org
Hoy en la Santa Eucaristía se nos plantean los temas de la salvación y del amor. Lee a Pablo en Ef 6,19 ; el sal 144, 10-11, 12-13-14; y el Evangelio, según Lucas 13, 22-30, y lo comprobarás.
Amamos, si como hijos cumplimos con el cuarto mandamiento: ¨Honrarás a tu padre y a tu madre ¨. Si le obedecémos. Esto es justo.
Su sentido, el del mandamiento, atiende a atenderles cuando lleguen a la ancianidad. No abandonarles, darles afecto, cariño, atención, cuidados, escucharles, conversar con ellos...Es actuar bien, haciéndoles bien y evitándoles caer en soledad.
Debemos todos saber que no existe independencia emocional. Siempre dependemos: en la niñez, en la adolescencia, en la adultez, en la vejez... Pablo Coelho, famoso escritor de origen brasileño, lo sostiene. El afirma que depende de su mujer, de sus editores, de su familia, de sus amigos y hasta de sus enemigos para afilar la espada. Lo leí en Alquimia el domingo pasado.
Entonces depende un niño de sus padres. Que estos les den amor, educación y formación cristiana. Que los reprendan; pero que no los exasperen, enojándolos, irritándolos...que no otra cosa es exasperar, palabra utilizada por Pablo en la Primera Lectura.
Repito, dependemos de todos. Y dependen de nosotros.
Los hijos vivirán largo tiempo si cumplen ese mandamiento.
Quiero expresar que amor no es adulancia. Quien ama reprende, así hiera. El amor no es conveniencia, ni es cálculo, ni interés. Un hipócrita o un adulante ven que alguien se va por un barranco y no es capaz de hacer nada para detenerlo. No lo detiene en la rodada.
San Pablo, quien hizo triunfar el cristianismo, no plantea cambios sociales en su época, por eso habla de esclavos y de amos, pero destaca que para Dios no existen discriminaciones.
Podríamos hoy hablar de trabajadores y patronos.
Los trabajadores deben amar al trabajo; hacerlo bien así no estè presente el patrono.
Los patronos deben respetar al trabajador, su dignidad y sus derechos laborales.
Los Estados empleadores, deben dar el ejemplo, en eso de respetar a sus trabajadores, en su dignidad y en sus derechos.
Todos deben servir y no ser servidos. Servir bien y hacer el bien. Imitar a Cristo que vino a servir y no a ser servido. Que siendo Hijo amado de Dios, prefirió ser el último y no el primero, para amar.
Todos debemos hacer el bien. Seremos recompensados por el Señor, según el bien que hayamos hecho aqui en la tierra.
Para Dios es importante que le amemos y amemos al prójimo como a uno mismo.
Amor es servir bien.
Alabemos a Dios siendo siempre fieles, teniendo fe en El y ejerciendo la caridad que es amor al Señor y al prójimo.
Caridad para con el oprimido, con el hermano en las dificultades, dándo limosna al necesitado, dar de comer al que tiene hambre...La caridad es el ejerccio de la fe. Fe son obras.
Entonces preguntemos a Jesús, no si son pocos los que se salvan, sino, qué se requiere hacer para lograr la salvación personal.
Orar, asistir todos los domingos a la Santa Eucaristía, rezar, y hacer el bien, no el mal.
Ir por la puerta estrecha hacia la salvación. Ir siempre a la Iglesia, ayudarla en sus necesidades, realizar obras de enseñanza a través de la predicación del Evangelio. Tener presente lo que canta Alí Primera: No, no no basta rezar. Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.
Es ese el camino. Seguir e imitar a Jesús que amó, sirvió, hizo milagros, fue carpintero. Tolo lo hizo bien y entregò su vida, en dolor de cruz, para salvarnos de nuestros pecados.
Si queremos lograr la vida eterna, imitemos a Cristo.
Pertenece a Aristóbulo Llorente y puedes acceder a ella a través de http://www.ciudadredonda.org
Hoy en la Santa Eucaristía se nos plantean los temas de la salvación y del amor. Lee a Pablo en Ef 6,19 ; el sal 144, 10-11, 12-13-14; y el Evangelio, según Lucas 13, 22-30, y lo comprobarás.
Amamos, si como hijos cumplimos con el cuarto mandamiento: ¨Honrarás a tu padre y a tu madre ¨. Si le obedecémos. Esto es justo.
Su sentido, el del mandamiento, atiende a atenderles cuando lleguen a la ancianidad. No abandonarles, darles afecto, cariño, atención, cuidados, escucharles, conversar con ellos...Es actuar bien, haciéndoles bien y evitándoles caer en soledad.
Debemos todos saber que no existe independencia emocional. Siempre dependemos: en la niñez, en la adolescencia, en la adultez, en la vejez... Pablo Coelho, famoso escritor de origen brasileño, lo sostiene. El afirma que depende de su mujer, de sus editores, de su familia, de sus amigos y hasta de sus enemigos para afilar la espada. Lo leí en Alquimia el domingo pasado.
Entonces depende un niño de sus padres. Que estos les den amor, educación y formación cristiana. Que los reprendan; pero que no los exasperen, enojándolos, irritándolos...que no otra cosa es exasperar, palabra utilizada por Pablo en la Primera Lectura.
Repito, dependemos de todos. Y dependen de nosotros.
Los hijos vivirán largo tiempo si cumplen ese mandamiento.
Quiero expresar que amor no es adulancia. Quien ama reprende, así hiera. El amor no es conveniencia, ni es cálculo, ni interés. Un hipócrita o un adulante ven que alguien se va por un barranco y no es capaz de hacer nada para detenerlo. No lo detiene en la rodada.
San Pablo, quien hizo triunfar el cristianismo, no plantea cambios sociales en su época, por eso habla de esclavos y de amos, pero destaca que para Dios no existen discriminaciones.
Podríamos hoy hablar de trabajadores y patronos.
Los trabajadores deben amar al trabajo; hacerlo bien así no estè presente el patrono.
Los patronos deben respetar al trabajador, su dignidad y sus derechos laborales.
Los Estados empleadores, deben dar el ejemplo, en eso de respetar a sus trabajadores, en su dignidad y en sus derechos.
Todos deben servir y no ser servidos. Servir bien y hacer el bien. Imitar a Cristo que vino a servir y no a ser servido. Que siendo Hijo amado de Dios, prefirió ser el último y no el primero, para amar.
Todos debemos hacer el bien. Seremos recompensados por el Señor, según el bien que hayamos hecho aqui en la tierra.
Para Dios es importante que le amemos y amemos al prójimo como a uno mismo.
Amor es servir bien.
Alabemos a Dios siendo siempre fieles, teniendo fe en El y ejerciendo la caridad que es amor al Señor y al prójimo.
Caridad para con el oprimido, con el hermano en las dificultades, dándo limosna al necesitado, dar de comer al que tiene hambre...La caridad es el ejerccio de la fe. Fe son obras.
Entonces preguntemos a Jesús, no si son pocos los que se salvan, sino, qué se requiere hacer para lograr la salvación personal.
Orar, asistir todos los domingos a la Santa Eucaristía, rezar, y hacer el bien, no el mal.
Ir por la puerta estrecha hacia la salvación. Ir siempre a la Iglesia, ayudarla en sus necesidades, realizar obras de enseñanza a través de la predicación del Evangelio. Tener presente lo que canta Alí Primera: No, no no basta rezar. Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.
Es ese el camino. Seguir e imitar a Jesús que amó, sirvió, hizo milagros, fue carpintero. Tolo lo hizo bien y entregò su vida, en dolor de cruz, para salvarnos de nuestros pecados.
Si queremos lograr la vida eterna, imitemos a Cristo.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo