Tomo de San Pablo, de su carta a los filipenses, lo siguiente: ¨Pido que el amor crezca en ustedes junto con el conocimiento y la lucidez, para que puedan discernir en toda circunstancia ¨( Fil 1,1-11)
La lucidez debe ser guiada por la generosidad.
Al hablar de generosidad debemos tener presente que Dios es siempre misericordioso. Es atributo del Señor, ser piadoso y clemente ( Sal 110 ) y es virtud suya: Perdonar los pecados y miserias de sus criaturas.
El amor nunca será ajeno a la misericordia. Podría afirmarse que, la generosidad es ínsita, al amor.
En el Evangelio, se nos dice que, Jesús fue a comer con los fariseos. Allí se encontraba un enfermo de hidropesía. Era sábado.
Los fariseos eran sumamente formalistas y legalistas. Sacrificaban el amor por el cumplimiento de esos formalismos y legalismos.
Sorpresivamente, Jesús les pregunta a los fariseos: ¨¿ Está permitido curar en sábado o no ? ¨
No supieron que responderle. Y Jesús curó al enfermo. Más que discursos, el Maestro, hacía obras. Obras son amores y no buenas razones.
Al final les dice a los fariseos, que lo espiaban para detenerlo, que si alguno se le cae un burro en un pozo, en día sábado, ¿ no lo sacan enseguida aunque sea sábado ? Y los fariseos no supieron que contestarle. ( Lc 14, 1-6 )
Y es que el sábado, o el domingo para los cristianos, es para el hombre y no al revés, el hombre para el domingo.
El domingo no nos puede apartar de la idea de servir al que lo necesita, como lo hiciera el Maestro con el enfermo. Ello no está en contra de la ley.
Debemos cumplir en principio con el domingo, el Día del Señor. Asistiendo a la Santa Eucaristía, orando, gozando el día y disfrutando, también, de un ocio reparador. Y si por amor, por servirle a quien lo necesita en ese día, no asistimos a la Santa Misa, Dios estará contento porque hemos actuado como verdaderos cristianos, misericordiosos y generosos.
La lucidez debe ser guiada por la generosidad.
Al hablar de generosidad debemos tener presente que Dios es siempre misericordioso. Es atributo del Señor, ser piadoso y clemente ( Sal 110 ) y es virtud suya: Perdonar los pecados y miserias de sus criaturas.
El amor nunca será ajeno a la misericordia. Podría afirmarse que, la generosidad es ínsita, al amor.
En el Evangelio, se nos dice que, Jesús fue a comer con los fariseos. Allí se encontraba un enfermo de hidropesía. Era sábado.
Los fariseos eran sumamente formalistas y legalistas. Sacrificaban el amor por el cumplimiento de esos formalismos y legalismos.
Sorpresivamente, Jesús les pregunta a los fariseos: ¨¿ Está permitido curar en sábado o no ? ¨
No supieron que responderle. Y Jesús curó al enfermo. Más que discursos, el Maestro, hacía obras. Obras son amores y no buenas razones.
Al final les dice a los fariseos, que lo espiaban para detenerlo, que si alguno se le cae un burro en un pozo, en día sábado, ¿ no lo sacan enseguida aunque sea sábado ? Y los fariseos no supieron que contestarle. ( Lc 14, 1-6 )
Y es que el sábado, o el domingo para los cristianos, es para el hombre y no al revés, el hombre para el domingo.
El domingo no nos puede apartar de la idea de servir al que lo necesita, como lo hiciera el Maestro con el enfermo. Ello no está en contra de la ley.
Debemos cumplir en principio con el domingo, el Día del Señor. Asistiendo a la Santa Eucaristía, orando, gozando el día y disfrutando, también, de un ocio reparador. Y si por amor, por servirle a quien lo necesita en ese día, no asistimos a la Santa Misa, Dios estará contento porque hemos actuado como verdaderos cristianos, misericordiosos y generosos.