“Hermanos: El que vive según Cristo es una creatura nueva;
para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo” (2 Co 5, 17-21)
No existe un momento donde no necesitemos de la presencia de
la Iglesia. Amo, por tanto, a todos los sacerdotes e imploro, suplico a Dios
que haya muchos sacerdotes, muchos sacerdotes santos, se incrementen las
vocaciones para servir de manera consagrada y ordenada a Dios. Señor danos
diáconos, muchos diáconos santos, danos familias santas, laicos santos… danos
la paz, dale la paz a Venezuela, dale la paz al mundo.
La Iglesia es Maestra de Vida. Cada homilía es orientación
social que emana, como fuente y tesoro inagotables, del Evangelio de Jesús, el
Fundador de la Iglesia.
La Iglesia durante más de dos milenios ha adecuado el
Evangelio a los acontecimientos históricos, a las realidades. Nunca se ha
aislado, ni ha entrado en silencio, no obstante su claroscuro deviniente de
nuestra condición de hombres y mujeres pecadores, dispuestos al arrepentimiento. La Iglesia ha sido voz de
los que no tienen voz, ayer, hoy, mañana; aliento, ánimo, consuelo, refugio y
amparo. Ella, como sabia que es, que conoce las profundidades del alma humana,
de los dolores y sufrimientos del hombre, ha discernido lo que ocurre indicando
el rumbo a seguir. El Espíritu Santo la ha iluminado en toda circunstancia
dura, difícil y compleja. Nada humano le es indiferente ni desconocido.
El Evangelio es la fuente, la savia de la DSI, por eso es
siempre novedosa, como Cristo, que la inició, nunca caduco, nunca obsoleto,
nuevo por la eternidad.
Es harto probable que la DSI necesite de más conocimiento por
parte de todos los cristianos para que la realidad, del mundo actual, sea
iluminada por ella para su transformación en uno fundado en la civilización del
amor. Requiere, por tanto, de más difusión, de más semanas al año, de cursos
permanentes parroquiales, talleres, conferencias, escritos o artículos en las
redes sociales, que llegue a la periferia juvenil.
La periferia juvenil no es sólo compuesta o conformada por
jóvenes cronológicos sino por espíritus juveniles ansiosos de tener una fe en
Cristo más fecunda para servir al Reino de Dios. “Ningún cristiano
verdaderamente comprometido con la causa del Reino de Dios y que quiera hacer
fecunda su fe, puede desconocer la enseñanza de la Doctrina Social de la
Iglesia; por el contrario, está llamado a aplicarla en el medio familiar,
laboral, político y económico en que vive” (Sebá López, Hernando)
Hace años que vengo difundiéndola en distintos
escenarios, en especial, el de las redes sociales que llega a destinos o sitios
insospechados y desconocidos… pero llega.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo