Ya está circulando en internet, la XLVII (47) Jornada Mundial
de la Paz, contentiva del Mensaje del Santo Padre Francisco, titulada: La
fraternidad, fundamento y camino para la paz. Como cada inicio de año, siempre
con la esperanza de paz y concordia, y por un mundo nuevo, el 1 de enero
estaremos viendo al Papa llevándolo a la humanidad.
Deseo de nuestro Santo Papa, es que todos tengamos una vida
llena de alegría y esperanza. Por cierto, que, en más de una ocasión, nos ha
dicho que no permitamos nos roben la esperanza
de un mundo mejor al actual.
Afirma en el Mensaje, que la fraternidad habite en nuestros
corazones para no ver en los hermanos y hermanas contrincantes, sino hermanos a
los cuales acoger y querer.
El título nos conduce a sostener firmemente: la fraternidad
es esencial al hombre, dada su naturaleza relacional. Un hombre aislado no
puede ser fraterno.
Sin fraternidad imposible no hay sociedad justa ni paz
estable y duradera.
La familia es la primera escuela del hombre y de la mujer,
por tanto, es allí, donde padres y madres deben enseñar a sus hijos la
fraternidad. Por tanto, ella empieza en la familia.
La globalización nos acerca pero nos victimiza. Es una “globalización
de la indiferencia” - que desmiente la vocación del hombre a la fraternidad -
Para la globalización, así entendida, nada importa el sufrimiento de los demás.
Se lesionan los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida
y a la libertad religiosa.
Cómo es posible que en el siglo XXI siga la esclavitud, la
cruel trata de personas por comerciantes “sin escrúpulos”. El Papa enumera una
extensa lista de delitos de esta naturaleza.
Las guerras, es probable que algunas hayan sido inventadas
para vender armas, sin importar el dolor y el sufrimiento de los pueblos, de
los hermanos y hermanas, de una sociedad que debería ser común; y hay otras
guerras, no menos crueles, que se dan en el campo económico y financiero con
efectos destructivos de familias, de vidas y de empresas.
Benedicto XVI sostiene que la globalización acerca pero no
nos hace hermanos. En ella hay ausencia de una cultura para la solidaridad. Se
cultiva el consumismo y la mentalidad del “descarte”, de declarar, sin decirlo,
a seres humanos débiles inútiles e inservibles. Incluso jóvenes a quienes se
les cercena el futuro. Amén el abandono de viejos, niños, mujeres, etc. Cunde
el desempleo.
Es consecuencia del alejamiento de Dios. Que no permite la
fraternidad. Reina Caín que mata a millones de Abeles en el planeta. Se asesina
por envidia, indiferencia, egoísmo y odio. Se irrespetan las diferencias
legítimas entre hermanos y hermanas.
No se toma en cuenta que Jesucristo regeneró la fraternidad
con su muerte y resurrección. La cruz es el “lugar” definitivo donde se funda
la fraternidad, que los hombres no son capaces de generar por sí mismos.
Es necesaria la fraternidad entre personas pero
también entre naciones. Fraternidad en
la economía; fraternidad que elimine la guerra; fraternidad que es opuesta a la
corrupción y al crimen organizado; fraternidad que cultiva y protege a la naturaleza;
fraternidad que conduce a la paz entre todos los hermanos y hermanas.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo