Cumplir la Voluntad de Dios comporta el conocerle. Se conoce a Dios cuando se le ama. Se le ama con el cerebro y el corazòn.
Conocer a Dios, segùn el cerebro y el corazòn, es seguir su Palabra. Esta la encontramos en las Sagradas Escrituras.
Dios nos pide que sigamos el buen camino. Nos ofrece dos modelos para hacerlo.
Uno de esos modelos, es la fe de Abraham.
Abraham siguiò a Dios. Nunca vacilò.
El, que tenìa cerca de cien años de edad, con un vigor debilitado por la acciòn de los años, màs bien fortaleciò su fe. Sara, su esposa, era estèril. Llega a tener hijos, siendo vieja.
Pues bien, Dios premiò su fe y le acreditò como justicia.
Jesùs es el otro modelo a seguir.
El fue entregado a la muerte por nuestros pecados.
Aceptar a Jesùs en nuestras vidas significa el estudio e interiorizaciòn de su doctrina, para proclamarla a tiempo y a destiempo, como dirìa Pablo.
Jesùs es el mèdico de los enfermos, es decir, de los pecadores. Mateo, era un pecador, porque era un recaudador de impuestos, que era odiado por el pueblo judìo por los abusos que cometìan en contra de los hombres de trabajo de la època.
Ser recaudador de impuestos era pecado en los tiempos de Jesùs.
Conocer a Dios, segùn el cerebro y el corazòn, es seguir su Palabra. Esta la encontramos en las Sagradas Escrituras.
Dios nos pide que sigamos el buen camino. Nos ofrece dos modelos para hacerlo.
Uno de esos modelos, es la fe de Abraham.
Abraham siguiò a Dios. Nunca vacilò.
El, que tenìa cerca de cien años de edad, con un vigor debilitado por la acciòn de los años, màs bien fortaleciò su fe. Sara, su esposa, era estèril. Llega a tener hijos, siendo vieja.
Pues bien, Dios premiò su fe y le acreditò como justicia.
Jesùs es el otro modelo a seguir.
El fue entregado a la muerte por nuestros pecados.
Aceptar a Jesùs en nuestras vidas significa el estudio e interiorizaciòn de su doctrina, para proclamarla a tiempo y a destiempo, como dirìa Pablo.
Jesùs es el mèdico de los enfermos, es decir, de los pecadores. Mateo, era un pecador, porque era un recaudador de impuestos, que era odiado por el pueblo judìo por los abusos que cometìan en contra de los hombres de trabajo de la època.
Ser recaudador de impuestos era pecado en los tiempos de Jesùs.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo