Un Modelo de Fe lo encontramos en Abraham.
En Gen 12, 1-4 leemos el momento cuando el Señor le dice:
¨Deja tu paìs, a la parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostrarè¨
Abraham, que era un hombre rico, que tenìa tierra, ganado, sirvientes, dejò todo, y sin preguntarle a Dios, dònde quedaba esa tierra prometida aceptò su Voluntad. He aqui la grandeza de su fe..
Fe es seguir el camino, correr riesgo y aventura.
No arriesgar es ni ganar ni perder.
Abraham no tuvo miedo, no tuvo temor y siguiò lo que Dios le ordenò.
Abraham apreciò la riqueza de la fe, la riqueza y fortaleza del espìritu.
Viene a colaciòn destacar que, segùn afirma el Padre Laudi de Jesùs Zambrano, es màs importante el espìritu que el cuerpo. Un espìritu fuerte impera ante cualquier adversidad.
A Abraham le importò Dios y la fortaleza del espìritu suyo.
Y Dios le agradeciò su confianza ciega en El.
Engrandeciò su nombre. Y a travès de èl bendijo a todos los pueblos del mundo.
Dios nos llama para que nos consagremos a El. No toma en cuenta nuestras buenas obras, sino que impone su voluntad gratuitamente.
Servir a Dios es reinar. Hay que ir pa lante confiando en el Señor, que se haga su voluntad no la nuestra.
A su hijo, Jesùs, le seguimos, estudiando su doctrina y divulgandola. Es una manera de cumplir con su Evangelio que implica esfuerzo, trabajo y entrega por los demàs.
En Gen 12, 1-4 leemos el momento cuando el Señor le dice:
¨Deja tu paìs, a la parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostrarè¨
Abraham, que era un hombre rico, que tenìa tierra, ganado, sirvientes, dejò todo, y sin preguntarle a Dios, dònde quedaba esa tierra prometida aceptò su Voluntad. He aqui la grandeza de su fe..
Fe es seguir el camino, correr riesgo y aventura.
No arriesgar es ni ganar ni perder.
Abraham no tuvo miedo, no tuvo temor y siguiò lo que Dios le ordenò.
Abraham apreciò la riqueza de la fe, la riqueza y fortaleza del espìritu.
Viene a colaciòn destacar que, segùn afirma el Padre Laudi de Jesùs Zambrano, es màs importante el espìritu que el cuerpo. Un espìritu fuerte impera ante cualquier adversidad.
A Abraham le importò Dios y la fortaleza del espìritu suyo.
Y Dios le agradeciò su confianza ciega en El.
Engrandeciò su nombre. Y a travès de èl bendijo a todos los pueblos del mundo.
Dios nos llama para que nos consagremos a El. No toma en cuenta nuestras buenas obras, sino que impone su voluntad gratuitamente.
Servir a Dios es reinar. Hay que ir pa lante confiando en el Señor, que se haga su voluntad no la nuestra.
A su hijo, Jesùs, le seguimos, estudiando su doctrina y divulgandola. Es una manera de cumplir con su Evangelio que implica esfuerzo, trabajo y entrega por los demàs.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo