Cuando la llamada ¨antipolítica¨surtió sus efectos, el resultado fue Chávez ganando elecciones y llegando a la presidencia de la República. Los partidos y los políticos habían sido debilitados, y Chávez contribuyó aún más en ese propósito de sectores económicos superpoderosos.
Chávez llegó al poder por el voto. Del 30 por ciento o algo más que sufragó, él obtuvo el 56 por ciento. Se comenzó con una falacia que hacía creer que había sido el candidato que más votos había sacado en Venezuela.
Por supuesto, sería faltarle a la verdad si sostenemos que los partidos o sus líderes, en su mayoría, lo mismo que la clase empresarial venezolana, que no le dieron motivos a esa llamada ¨antipolítica¨ para lograr sus objetivos.
Cuando Chávez gana venía de tres experiencias fallidas: el golpe militar del 4 de febrero de 1992, el 27 de noviembre del mismo año y la campaña por la abstención.
En ningún momento propuso socialismo. Sabía que si lo hacía, los venezolanos lo rechazarían y jamás hubiera llegado al poder.
Junto con llegar al poder propone la celebración de una Asamblea Nacional Constituyente. Hubo dudas sobre su legalidad. La Corte Suprema de Justicia resolvió el asunto y ordenó que se convocara a un referéndum consultivo. El pueblo votó a favor de la celebración de la asamblea.
Hay que destacar el mérito de esa Asamblea. Se celebró en democracia, en libertad, sin interrumpir el orden constitucional, lo que no hubiera ocurrido si hubiera triunfado alguno de los golpes militares, ya señalados.
Qué se esperaba de esa Asamblea Constituyente? Primero, que lograra consenso entre los venezolanos. No fue así. Segundo, que aprobara más y mejor democracia, expresada ésta en descentralización, y, aunque sea obvio decirlo, eliminando el centralismo.
Resultó todo lo contrario. Se aprobó una constitución que a su vez consagró más centralismo, presidencialismo autoritario y militarismo. Aprobó un traje casi a la medida de lo que Chávez quería, y ya sabemos lo que ha pasado en Venezuela, y que no sabemos qué pasará en nuestro país. La situación es color de hormiga. Hay resistencia. El pueblo se las está jugando todas en defensa de la libertad. No está dispuesta a perderla, y está dispuesto a votar, masivamente, para derrotar al chavismo con el voto y no con balas.
Chávez llegó al poder por el voto. Del 30 por ciento o algo más que sufragó, él obtuvo el 56 por ciento. Se comenzó con una falacia que hacía creer que había sido el candidato que más votos había sacado en Venezuela.
Por supuesto, sería faltarle a la verdad si sostenemos que los partidos o sus líderes, en su mayoría, lo mismo que la clase empresarial venezolana, que no le dieron motivos a esa llamada ¨antipolítica¨ para lograr sus objetivos.
Cuando Chávez gana venía de tres experiencias fallidas: el golpe militar del 4 de febrero de 1992, el 27 de noviembre del mismo año y la campaña por la abstención.
En ningún momento propuso socialismo. Sabía que si lo hacía, los venezolanos lo rechazarían y jamás hubiera llegado al poder.
Junto con llegar al poder propone la celebración de una Asamblea Nacional Constituyente. Hubo dudas sobre su legalidad. La Corte Suprema de Justicia resolvió el asunto y ordenó que se convocara a un referéndum consultivo. El pueblo votó a favor de la celebración de la asamblea.
Hay que destacar el mérito de esa Asamblea. Se celebró en democracia, en libertad, sin interrumpir el orden constitucional, lo que no hubiera ocurrido si hubiera triunfado alguno de los golpes militares, ya señalados.
Qué se esperaba de esa Asamblea Constituyente? Primero, que lograra consenso entre los venezolanos. No fue así. Segundo, que aprobara más y mejor democracia, expresada ésta en descentralización, y, aunque sea obvio decirlo, eliminando el centralismo.
Resultó todo lo contrario. Se aprobó una constitución que a su vez consagró más centralismo, presidencialismo autoritario y militarismo. Aprobó un traje casi a la medida de lo que Chávez quería, y ya sabemos lo que ha pasado en Venezuela, y que no sabemos qué pasará en nuestro país. La situación es color de hormiga. Hay resistencia. El pueblo se las está jugando todas en defensa de la libertad. No está dispuesta a perderla, y está dispuesto a votar, masivamente, para derrotar al chavismo con el voto y no con balas.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo