Comienzo por afirmar que en Venezuela no ha existido capitalismo. El empresario ha sido un mercantilista y privilegiado, siempre a la sombra del Estado. Lo fue antes de Chávez y durante el gobierno de éste. Hay que ver los fabulosos negocios que hacen algunos, o muchos empresarios con el gobierno chavista hablando de una responsabilidad social que no existe.
Eso en cuanto a los nacionales.
Ojo, pero a una élite, nueva y vieja. No así con la inmensa mayoría de pequeños y medianos empresarios, que han visto desaparecer sus empresas. Son millones con sus secuelas de desempleo galopante.
En lo atinente a los empresarios bancarios, las ganancias que han obtenido son estrastosféricas o sumamente elevadas. Las empresas petroleras internacionales han resultado extraordinariamente favorecidas. Ni hablar del sector financiero.
Hay quienes afirman que el resultado electoral del 3D se debe a la supuesta conveniencia de estos sectores por sostener en el poder a Chávez por su conveniencia sin importarles democracia, libertad y respeto de los derechos humanos.
Nunca un gobierno ha tenido más medios de comunicación, tanto impresos como radiales y televisivos, que el de Chávez. Las cadenas radiales han sido numerosas. El gobierno encadena a su real y arbitrario antojo.
Los medios al servicio del gobierno no tienen equilibrio informativo.
Cierto es que igual crítica se le podría formular a los medios privados.
La pobreza, la criminalidad, los secuestros, el tráfico de drogas, la compra de armas, el incremento de niños en la calle, la inseguridad, el irrespeto a la propiedad privada, la corrupción galopante, la falta de controles en la administración de los recursos, constituyen, entre otros elementos inquietantes y graves como los anteriores, las características de un gobierno que se dice revolucionario, socialista y nacionalista.
Chávez ha agudizado la pobreza de los venezolanos. Los ha irrespetado de manera permanente.
Chávez es autoritario, militarista y demagogo.
El sistema indefinido, que llama socialismo del siglo XXI, basado en el trueque, sólo ha traido más miseria para el pueblo.
Ganó las elecciones, es cierto, pero, cómo no iba a ganarlas. El ventajismo más obsceno, jamás visto en la escena política venezolana, lo puso en práctica. Además, hubo un montaje de ambiente fraudulento sostenido desde el CNE, que no pudo ser completamente desmontado por la oposición encabezada por Manuel Rosales.
Eso en cuanto a los nacionales.
Ojo, pero a una élite, nueva y vieja. No así con la inmensa mayoría de pequeños y medianos empresarios, que han visto desaparecer sus empresas. Son millones con sus secuelas de desempleo galopante.
En lo atinente a los empresarios bancarios, las ganancias que han obtenido son estrastosféricas o sumamente elevadas. Las empresas petroleras internacionales han resultado extraordinariamente favorecidas. Ni hablar del sector financiero.
Hay quienes afirman que el resultado electoral del 3D se debe a la supuesta conveniencia de estos sectores por sostener en el poder a Chávez por su conveniencia sin importarles democracia, libertad y respeto de los derechos humanos.
Nunca un gobierno ha tenido más medios de comunicación, tanto impresos como radiales y televisivos, que el de Chávez. Las cadenas radiales han sido numerosas. El gobierno encadena a su real y arbitrario antojo.
Los medios al servicio del gobierno no tienen equilibrio informativo.
Cierto es que igual crítica se le podría formular a los medios privados.
La pobreza, la criminalidad, los secuestros, el tráfico de drogas, la compra de armas, el incremento de niños en la calle, la inseguridad, el irrespeto a la propiedad privada, la corrupción galopante, la falta de controles en la administración de los recursos, constituyen, entre otros elementos inquietantes y graves como los anteriores, las características de un gobierno que se dice revolucionario, socialista y nacionalista.
Chávez ha agudizado la pobreza de los venezolanos. Los ha irrespetado de manera permanente.
Chávez es autoritario, militarista y demagogo.
El sistema indefinido, que llama socialismo del siglo XXI, basado en el trueque, sólo ha traido más miseria para el pueblo.
Ganó las elecciones, es cierto, pero, cómo no iba a ganarlas. El ventajismo más obsceno, jamás visto en la escena política venezolana, lo puso en práctica. Además, hubo un montaje de ambiente fraudulento sostenido desde el CNE, que no pudo ser completamente desmontado por la oposición encabezada por Manuel Rosales.
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Rafael Inciarte Bracho
Escritos en el Tiempo