Conversaba con varios cubanos. Uno me dijo. ¨Miami es lo que es por nosotros. En 1960 era una vaquería¨. Sería mezquino no reconocerlo, le manifesté.
Otro expresó: ¨fuimos capaces de traer capitales de Latinoamérica, entre ellos, venezolanos, que fundaron empresas, hoy exitosas¨.
Por cierto, el más joven, intervino.
¨Yo tengo una cuenta de ahorros en un banco que es de tu país¨.
Mi esposa le preguntó, dada su juventud, unos treinta años, cuánto tiempo lleva en Estados Unidos.
¨Cuatro¨.
Entonces tu eres un fidelito de los que el Comandante garantiza perpetuaran la revolución¨.
¨Si yo fui un fidelito hasta que abrí los ojos y pude irme de Cuba¨.
Proseguía la conversación, todos hablando a la vez y de manera veloz, e intervino otro.
¨Pregúntale a Don Lino, el más viejo de nosotros, quien estudió con Fidel, cómo es éste¨.
Yo estaba asombrado de lo lúcido y de lo bien que se conserva Don Lino, de más de ochenta años de edad.
Me atreví a preguntarle. Usted conoce a Fidel.
¨Si. Estudiamos juntos en el colegio. El y sus hermanos , Ramón y Raúl, eran unos goagiritos. Yo me cansé de ponchar a Fidel. Lo llamaban en la universidad, donde se perdió, ¨sobaco ilustrado¨ porque siempre cargaba un libro debajo del brazo¨.
Lo escuchaba con atención. Continuó.
¨Un día, siguió Don Lino, le preguntaron a Don Angel Castro, que era rico, padre de Fidel, qué le parecían sus hijos para gobernar a Cuba y respondió: Pobre Cuba si cae en manos de éllos¨.
Todos coincidieron en señalar que es un genio del mal. Que no acepta sombras y que si su propia sombra lo desplaza, la liquida.
Yo pensé, no sé por qué, en el pobre Chávez.
Otro expresó: ¨fuimos capaces de traer capitales de Latinoamérica, entre ellos, venezolanos, que fundaron empresas, hoy exitosas¨.
Por cierto, el más joven, intervino.
¨Yo tengo una cuenta de ahorros en un banco que es de tu país¨.
Mi esposa le preguntó, dada su juventud, unos treinta años, cuánto tiempo lleva en Estados Unidos.
¨Cuatro¨.
Entonces tu eres un fidelito de los que el Comandante garantiza perpetuaran la revolución¨.
¨Si yo fui un fidelito hasta que abrí los ojos y pude irme de Cuba¨.
Proseguía la conversación, todos hablando a la vez y de manera veloz, e intervino otro.
¨Pregúntale a Don Lino, el más viejo de nosotros, quien estudió con Fidel, cómo es éste¨.
Yo estaba asombrado de lo lúcido y de lo bien que se conserva Don Lino, de más de ochenta años de edad.
Me atreví a preguntarle. Usted conoce a Fidel.
¨Si. Estudiamos juntos en el colegio. El y sus hermanos , Ramón y Raúl, eran unos goagiritos. Yo me cansé de ponchar a Fidel. Lo llamaban en la universidad, donde se perdió, ¨sobaco ilustrado¨ porque siempre cargaba un libro debajo del brazo¨.
Lo escuchaba con atención. Continuó.
¨Un día, siguió Don Lino, le preguntaron a Don Angel Castro, que era rico, padre de Fidel, qué le parecían sus hijos para gobernar a Cuba y respondió: Pobre Cuba si cae en manos de éllos¨.
Todos coincidieron en señalar que es un genio del mal. Que no acepta sombras y que si su propia sombra lo desplaza, la liquida.
Yo pensé, no sé por qué, en el pobre Chávez.
Cría cuervos y te sacarán los ojos decía mi padre,que en paz descanse.
ResponderBorrar