domingo, 12 de diciembre de 2010

Un político que huele a Santidad


Debe “estar dispuesto a escuchar la voz de Dios que resuena en el desierto del mundo a través de las Sagradas Escrituras” (Benedicto XVI. La fe se ilumina con la Palabra divina. La Grey Zuliana pág. 2).
Un político – lo quisiera escribir siempre con mayúscula – se hace, diría, más bien, se tiempla como el acero.
Sufrirá avatares y partiendo de su condición de hombre o mujer dirá, más de una vez, “Dios mío, no desistas hasta encontrar la forma que deseas de mí…” (COELHO, Paulo. Como templar el acero. Alquimia. El Nacional 12-12-10).
Nelson Mandela, un Político que huele a Santidad, ha debido orar, meditar, reflexionar, reconsiderar, muchas veces, en su larguísimo cautiverio carcelario, en esa dirección. Se ha debido preguntar ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué cometí tantos errores? ¿Por qué me dejé llevar por el odio así tuviera razón? ¿Por qué no era capaz de perdonar? ¿Por qué no pude entablar el diálogo con los enemigos? ¿Por qué no fui capaz de atraerles y tenerles cerca? ¿Qué puedo hacer para perdonar a los blancos? ¿Cómo puedo unir a mis hermanos? ¿Qué sueño puedo tener para hacerlo común en Sudáfrica, mi sufrido país?
Esas han debidos ser algunas de las interrogantes - reflexiones o conversaciones con Dios o consigo mismo, que ha debido tener en esos 27 años de presidio, el patriarca sudafricano.
Dios tiene sus procederes y sus caminos que sólo Él conoce. El sabe elegir a sus criaturas para confiarles una misión. ¿Resultaría temerario pensar que en Mandela actuó Dios?
Pienso que no.
Razón tiene Ángel Lombardi cuando, afirma, que, Mandela es, junto a Gandhi y Martin Luther King, “…una especie de santidad laica por sus luchas, valor e integridad”
Mandela no quiere ser sacralizado; pero, a mi criterio, es un Político que huele a Santidad.
Hay quienes piensan que los grandes hombres y mujeres de la humanidad – incluidos en un lugar privilegiado los santos – no cometieron errores ni pecaron durante sus vidas. No están en lo cierto.
Fueron pecadores y cometieron errores, y la fortaleza de ellos radicó en reconocerse como tales y aceptar sus debilidades y limitaciones. Seguro estoy que la batalla más difícil que sostuvieron fue con ellos mismos, cuando, después de venir de derrotas, lucharon para ser “diferentes y mejores” (LOMBARDI, Humano, demasiado humano. La Grey Zuliana. Pág. 5).
Un Político que huela a Santidad, que siendo católico, tenga por reto al actuar en política, el hacerlo como católico y discípulo de Jesús (PIERRE, Cristophe Mons. La Grey Zuliana pág. 2) requiere la humanidad. Que, en una concepción holística, sea capaz de amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Urge.

lunes, 6 de diciembre de 2010

El recuerdo de la Navidad y sus enseñanzas


“… si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso” (1 Co 13, 1).
Hay quienes afirman: “al pasado, písalo”. “Miremos sólo el presente y pa´lante”, agregan.
Recuerdo que, a una persona, muy destacada en la sociedad marabina, que me ha dicho varias veces que es mi amigo, cierto día le traté de recordar a su padre y ¡caramba! casi que recibí un regaño de su parte… “si quieres mi amistad, no me hables del pasado…”, me espetó.
Le estaba tratando de hablar de su padre, un hombre progresista y empresario exitoso, que le dio oportunidades para ser alguien en la vida y que supo aprovecharlas. He allí su mérito.
El pasado hay que verlo para no volver a incurrir en errores y pecados. Es la conducta que, individualmente o como personas, o como pueblo, debemos asumir. En esto, la historia, ciencia y maestra de la vida, nos enseña mucho.
El pasado nos trae a la mente recuerdos alegres y tristes. La Navidad y sus días son proclives a estos estados de ánimo. Negarlo, sería incurrir en insinceridad.
Lo que yo no comparto es anclarse en el pasado. Es enfermedad. Y como rechazo esta conducta humana, digo: “al pasado, písalo”. Vive el presente con alegría.
La Navidad está precedida del Adviento.
El Adviento es el inicio del Año Litúrgico. Es tiempo de conversión, de transformación de vida, de dejar viejos comportamientos, de preparación para vivir la esperanza, representada en la celebración del Misterio de la Encarnación de Dios-hombre, del Niño Jesús, que está próximo a nacer.
Nada impide recordar, siempre que sea para vivir (recordar es vivir cuando se ama) y para tratar, partiendo de esos recuerdos, de invitar a estilos de vida fundados en valores.
¿Qué recuerdo de la Navidad de mi niñez, adolescencia y de un poco más allá?
Que eran días de alegría, mucha alegría y de mucho, mucho, compartir. En esto último, había que ver como desfilaban los platos y se intercambiaban de casas en casa.
En cada hogar, que visitaba, encontraba música (gaitas, villancicos, no faltaba Billo´s…), conjuntos gaiteros, comidas – hallacas, pan de jamón, majarete, dulce de lechosa con manjar, caldo de gallina, etc. -. Que conste que, eso lo viví, en la urbanización donde nací, para más señas, en la urbanización Urdaneta. El pesebre no faltaba nunca.
Yo salía, a pie, de casa en casa, por las calles, a saludar, los días 23, 24, 25, 31 y 1 de enero. El feliz año era todo un acontecimiento de afecto. Se disfrutaba sanamente todo diciembre, el más bonito de los meses. Jóvenes, llegamos a tener un conjunto gaitero, cuando el boom de la gaita a inicios de los sesenta del siglo XX.
Todos nos saludábamos.
Ese ambiente navideño, pletórico de alegría, lo viví más allá de la adolescencia, incluso, muchos años después de casado. Yo contraje nupcias con Lérida los días 26 y 27 de diciembre de 1970. Estamos próximos a cumplir 40 años de feliz unión conyugal.
¿A qué invita ese ambiente navideño del recuerdo?
Al retorno pleno de la alegría.
No voy a ser radical, diciendo que no hay alegría en la Navidad actual; pero, créanme no hay comparación. Y que conste expresamente, que no comulgo con aquello de que todo pasado fue mejor.
Al regreso del mucho compartir. Es un valor solidario y de amor al prójimo.
Volver a la seguridad en las calles que, permita, nuevamente, andar a pie, en Navidad, saludando a todos, y que podamos hacerlo todos los días. ¿Sueño?
Pues bien, quiero soñar en una Venezuela de paz y de bienestar para todos.
Que la gente sepa que la paz verdadera la conseguimos sólo en Dios y en los bienes eternos.
Nos invita a ir a la Iglesia. A asistir a las misas de Adviento, de Aguinaldo y de Navidad para celebrar la venida del Niño Jesús: nuestro Salvador.
Saludo a La Grey Zuliana. Auguro para todos, feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Como dice el apóstol Pablo: “nada de comilonas ni de borracheras” (Rom 13, 13).
Disfruten sanamente estos días. Compartan mucho. Es una manera de agradar a Dios.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

OCCI - Orientacion Cristiana y Ciudadana Diciembre 2010

“Me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los Hombres” Pablo (Hechos 24, 16).
Editorial. Finaliza el año con la llegada del mes de diciembre: el mes de la alegría.
Diciembre nos invita a prepararnos para celebrar el nacimiento del Niño Jesús: Nuestro Salvador.
Es una fiesta, la de la Navidad, para la salvación, la reconciliación y el perdón. Nos insta a compartir con los necesitados para que nadie quede excluido de esa bella fiesta.

El Adviento nos indica el camino. Celebraremos las tradicionales y populares misas de Aguinaldos por los hermanos, las familias, los matrimonios, los padres, las madres, los niños y por el nacimiento del Niño en Belén.
El 25 de diciembre es el día de la Natividad del Señor.

40 años. Permítanme compartir con ustedes mi alegría. Mi esposa, Lérida, la del humor permanente, y yo, tu amigo Rafael Inciarte Bracho, estaremos celebrando, si Dios quiere, 40 años de casados.
Nuestra feliz unión, produjo cuatro hijos, y seis nietos, por ahora. Ellos, junto a familiares y allegados, estarán presentes en la Santa Eucaristía del 26 de diciembre, cuando estaremos llegando a esos primeros cuarenta años. ¡Gracias a Dios!

20 de diciembre. El hecho de esta fecha, que jamás olvidaré, fue cuando nació “la mujer biónica”, como la llamó el partero, Dr. Alfredo Pérez Amado, por las dificultades de su nacimiento. Se trata de nuestra hija, María Alejandra. Feliz cumpleaños para ella.

La fuerza de la Navidad. La Navidad es tan poderosa que es capaz de lograr treguas en conflictos graves armados. Que, en estos días navideños, cese la diatriba en nuestro país y sean proclives para la paz.

Nuestros hogares. Las casas nuestras que sean casas de oración. Que oremos sin cesar por la paz del mundo y por la paz de Venezuela. Oremos porque haya paz, pan y justicia para todos.

Recomendación. El apóstol Pablo dice: “Nada de comilonas ni borracheras” (Rom 13, 13).
Coman con moderación. Disfruten de las bebidas y no que ellas disfruten de ustedes.

Para ser mejores. Leyendo, estudiando e internalizando la Biblia y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, serán mejores cristianos y ciudadanos.

Humor con Lérida de Inciarte. ¿Sabes cuál es el letrero más leído en Navidad? - No incluye baterías.

No dejen de asistir a las misas de Aguinaldo. Asiste a misa, la Santa Eucaristía, cada domingo – y todos los días, si puedes – y ora mucho por Venezuela y por el mundo entero.

Cuídense mucho.

Felices Pascuas y Próspero año nuevo, 2011. ¡Feliz Año!

OCCI reaparecerá el 1 de febrero de 2011.